Casa B

Canales de escucha alternativos: imaginando el comedor social para el Barrio Belén (Bogotá)

El sábado 20 de abril, en la capital de Colombia, Casa B se convirtió en el escenario de un encuentro único. Reuniendo a diferentes personas de la comunidad para explorar la intersección entre el alimento y la innovación social, el evento fue mucho más que una simple comida; fue un ejercicio de intercambio, aprendizaje y conexión.

 

El aroma de la leña, el chisporroteo de la gran olla comunitaria y el murmullo de voces en la cocina de Casa B crearon el espacio perfecto para lo que estaba por venir. En colaboración de la colectiva, ALC y actores de la comunidad, se preparó un menú especial para 70 personas. Mientras los participantes se sumergían en los quehaceres culinarios, también se sumergían en una conversación sobre el potencial del desarrollo de un comedor con enfoque social para el barrio Belén.

 

El plato principal, el ajiaco, uno de los manjares tradicionales del departamento, hizo de puente para conocerse y plantear el escenario conjunto. Entre el pelado y corte de los ingredientes; la papa criolla, pastusa y sabanera, y un poco de arracacha como secreto de Chata, cocinera líder de Casa B, junto a la preparación del pollo desmechado y arroz. Por otro lado, se experimentó con nuevas preparaciones para acompañarlo, como el encurtido de aguacate, tentáculos de mazorca y alcaparras fritas, para propiciar la conversación entre la gastronomía e innovación social.

 

Esta práctica, no solo permite el reconocimiento del valor que conlleva la preparación del alimento, sino que también genera una conexión íntima entre los participantes, derribando barreras y roles predefinidos y colocándolos en un plano de igualdad. El simple acto de pelar papas se convierte en una oportunidad para una reflexión más profunda, mientras que la concentración en la conversación fomenta un compromiso auténtico y significativo. Es un intercambio de ideas que va más allá de la superficie, arraigado en la esencia misma de la cultura y la comunidad.

 

Lo fascinante de este ejercicio como canal de escucha es su universalidad. Puede adaptarse y encontrarse en cualquier rincón del mundo. En los países latinoamericanos, por ejemplo, es común encontrarse alrededor del molino de maíz, donde mujeres y hombres se reúnen para moler y procesar el grano, creando una variedad de delicias como arepas, empanadas, tortillas, tamales y buñuelos. En los países de Oriente, el acto de amasar, dividir y extender la masa para crear diversos panes planos es un punto de reunión y conversación igualmente valioso.

 

En definitiva, el evento en Casa B no solo fue una experiencia comunitaria y culinaria, sino un testimonio vivo del poder transformador del alimento y la gastronomía como catalizador de conexiones e intercambio. Este encuentro no solo dejó estómagos saciados, sino voluntades para seguir construyendo un futuro más inclusivo y equitativo en torno al alimento.